
Entrevista a Laura Díaz
· · · Una Española en Napa Valley
Nacida en Madrid hace 32 primaveras, Laura es la enóloga de Galerie, el nuevo proyecto de Jackson Family Wines en el Norte de California.
Esta joven promesa de la enología Española se sale de los estereotipos y “pinta fuera del cuadro”, tanto en su vida personal como en su trabajo.
Entrevista: Javier del Campo.
Fotografía: Alex Farnum
¿Cuándo se despertó en ti el interés por el mundo del vino?
Empecé siendo muy niña. Tengo recuerdos desde los 12-13 años, cuando veraneaba con mi familia en el norte de España. Solíamos ir a Galicia, Asturias o Cantabria de vacaciones. Y recuerdo comidas en terrazas en pueblos de pescadores, disfrutando de mariscos y pescados, o en restaurantes de montaña, comiendo un delicioso cocido montañés, siempre todo ello regado con los caldos de la zona.
Mi padre siempre pedía un Albariño con el marisco y recuerdo vivamente, como si fuera hoy, los aromas del puerto, el sabor salado del pescado y la perfecta acidez del vino. Era perfecto. Sentí fascinación por cómo se despertaron todos los sentidos con esa experiencia. Y descubrí que el vino juega una parte importantísima. Simplemente me fascinó.
¿Recuerdas tu primera cata oficial?
¿Qué se entiende por cata oficial? Nunca he sido parte de un jurado o de un panel de cata. Catar para mi es parte de mi trabajo, no sólo para crear una calidad determinada de vino, para saber si voy por el buen camino o no, para aprender. Cato diariamente los barriles o el tanque con el que vamos a trabajar ese día. Nunca me he sentido cómoda puntuando el trabajo de otras personas. No creo que lo haga, aunque me han invitado numerosas veces. Lo que sí recuerdo es la primera vez que caté delante de otros profesionales para seleccionar un blend del próximo vino que mi bodega iba a embotellar. Y lo hice delante de ni más ni menos, Jane Master, una de las Master of Wine. Estaba súper nerviosa y seguro que lo hice fatal.
¿Porqué decidiste cruzar el charco e irte a EEUU a seguir con tu pasión vinícola?
Tuve la gran suerte de, aun estando trabajando en una compañia vitivinicola en España, viajar a Nueva Zelanda para trabajar en una vendimia con Isabel Estate Vineyards, en Marlborough, en la isla sur. Me fui a la aventura con un nivel de inglés muy básico. Y para mi fue como descubrir un mundo aparte. Conocí a tanta gente de otros paises que viajan de vendimia en vendimia por el mundo, profesionales jóvenes que sentían una pasión desbordada por aprender y compartir sus experiencias enológicas. Descubrí que hay tantas formas diferentes de elaborar vino con una misma variedad, algo que no se profundiza en las clases del Máster. Las diferencias técnicas, culturales y geográficas. Y lo que más me gustó es que todos los compañeros de profesión que encontré estaban ávidos por compartir y aprender.
Patricia Miranda, la enóloga chilena que me contrató para esa vendimia, me recomendó venir a California. Ella había trabajado una vendimia en Cardinale, y conocía a Chris Carpenter. Me recomendó, y creo que es lo mejor que me pasó en la vida. Es duro tomar la decisión de salir de España, pero el mundo está lleno de posibilidades y oportunidades. Sólo tenemos que buscarlas.
¿Cómo fue el cambio desde el mundo de la cata a el mundo de la enología?
Ser una aficionada a catar es tan distinto a hacer vino... En mi último año de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, surgió la posibilidad de hacer prácticas en bodega. Me mandaron a través de la Universidad a trabajar con un consultor enólogo de Cariñena, que tenía un laboratorio enológico. Él, viendo la pasión que sentía por el vino, me contrató la primera vendimia para trabajar en el laboratorio de una cooperativa en Albacete, en la DO Manchuela. Y me enamoré del trabajo en bodega. Aunque, por supuesto, no me dejaban a penas salir del laboratorio... Después decidí hacer el Máster de Enología, para ver si con el podría tener más posibilidades de ser contratada de enologa o de peón de bodega.
¿Crees que todo el mundo que dice que entiende de vinos, sabe realmente lo que está catando?
Por supuesto que no. He conocido gente muy buena a la hora de hacer notas de cata, de expresarse, pero que no sabían de que estaban hablando, porque en cuanto se les aborda por características técnicas, se pierden. Hay gente que lee mucho y memoriza. Y he conocido profesionales con más dificultades a la hora de elaborar notas de cata pero que sabían muchísimo de vinos y de elaboraciones.
¿Cuáles son las grandes diferencias, desde tu experiencia, entre la cultura del vino Española y la Estadounidense?
La gran diferencia para mi se encuentra en que la cultura americana sabe "vender". No ocurre igual en la cultura española. Aquí, todo gira en torno al marketing de la marca. Una pequeña anécdota: un verano que volví a España de vacaciones, viajé a Logroño para visitar bodegas. Viajé a diferentes pueblos, en los que se celebraban diferentes fiestas, y mi intención era la de visitar bodegas para degustar los vinos de la zona. Cual fue mi sorpresa cuando muchas de las bodegas estaban cerradas. Y en la entrada de las bodegas, no era la única que se había acercado a comprar vino. Me encontré con diferentes turistas que esperaban hacer lo mismo que yo, pero que se encontraban con las puertas cerradas porque, claro, eran las fiestas del pueblo y nadie quería trabajar.
En Estados Unidos eso no pasa. El valle de Napa es un ejemplo de venta directa al consumidor, en la que se vende una experiencia única y se da una educación. El valle de Napa es el segundo lugar de turismo más visitado después de Disneyworld en California, con más de 5 millones de visitantes.
¿Qué opinas de Robert Parker y su fama?
Sinceramente, Robert Parker me cae muy bien. Siempre ha puntuado muy bien los vinos de las marcas con las que trabajo. Para mi, es simplemente un pionero. Un abogado al que le gustaba catar como aficionado inicialmente y que decidió fundar una revista para puntuar y dar a conocer su opinión. Después, se le ha "endiosado" y puesto en la posición privilegiada en la que se encuentra sólo quizás por ser de los primeros que decidió puntuar vinos. Le tengo un gran respeto como catador.
También sé que, como ser humano que es, tiene una preferencia determinada por un estilo de vino, con el que se puede estar de acuerdo o no. Al fin y al cabo cada uno tiene un gusto personal. El problema es cuando alguien que no entiende mucho de vinos necesita un dato de referencia en que basarse a la hora de comprar. Y claro, para ellos está Parker o el resto de críticos.
¿Volverías a España a seguir con tu vocación?
Me encantaría, pero... lo veo tan lejano. Quizás en unos años. Todo depende de las oportunidades y proyectos que se pudieran presentar.
¿Un consejo para principiantes?
Catar todo lo que pase por tus manos, cuanto más mejor... y leer sobre vinos, no con temor, lleva tiempo entender. No ser pretenciosos y disfrutar.

Le apasiona el mundo del vino más allá de lo convencional. Buscar y encontrar las novedades más estravagantes sobre el vino y todo lo que le rodea le ocupa gran parte de su tiempo. Su radar friki vinícola siempre está activo.