Imperio Vitícola Romano
· · · El esplendor del vino en la Roma antiguaTras el nacimiento del vino y su importancia en la Grecia antigua, la cultura del vino fue introducida por los griegos clásicos en sus nuevas colonias, fundadas durante la primera mitad del primer milenio antes de Cristo. Así los nuevos centros vitícolas europeos se desplazan a Sicilia, Italia meridional y la actual Francia mediterránea. Para aquellos griegos de la antigüedad clásica el sur de Italia se convierte en su 'oinotria': tierra del vino.
Después, en el siglo III a.C., los emergentes y orgullosos ciudadanos romanos difunden el cultivo de la vid por toda la península itálica, según la van conquistando, y la 'oinatria' griega se convierte en la 'enotria' romana, exactamente con el mismo significado: tierra del vino. A partir de entonces, los conquistadores romanos difunden la cultura del vino por Europa Central, toda la Galia (actual Francia), la península ibérica y el norte de África. Al mismo tiempo, aplican nuevos criterios económicos a la vinicultura y el comercio del vino.
La ciudad romana de Pompeya, en la Campania, cerca de la actual Nápoles, fue en un principio uno de los principales centros comerciales de la ruta del vino que llegaba incluso hasta las lejanas tierras de Burdeos en el sudoeste de Francia, en la actualidad una de las regiones vinícolas más afamada del mundo. Cuando la desgraciada ciudad desapareció, junto con la cercana Herculano, entre las lavas del Vesubio, el año 79, los romanos fomentaron el cultivo de la vid en todo su Imperio, siendo así que podemos hablar del Imperio Vitícola Romano.
Así, en el núcleo principal del Imperio Romano, la actual región del Lacio, la mayor parte del terreno cultivable se plantó de cepas de tal modo que Tito Flavio Domiciano, emperador entre el 81 y el 96, con la falsa excusa de que hacía falta trigo, promulgó un edicto para arrancar de raíz la mitad de las vides plantadas en las Provincias y prohibir la creación de nuevos viñedos en las tierras de explotación cerealista. Entre las vides arrancadas se encontraban algunas de Hispania, que fabricaban vino con una cepa autóctona: 'coccolobis', y todos los viñedos de la región de Cahors, cerca de Burdeos, en la Galia o Francia actual.
El decreto proteccionista del emperador Domiciano estuvo en vigor durante casi 200 años, hasta el mandato de Marco Aurelio Probo, emperador entre 276 y 282, que necesitaba asegurar el abastecimiento de vino para sus legiones en las provincias orientales y septentrionales del Imperio. Así, se plantaron gran cantidad de cepas en las orillas del Mosela y del Danubio, las principales zonas vitícolas de Alemania y Austria en la actualidad. También, entre otras ciudades de menor importancia, Tréveris y Burdeos, que fueron antes centros comerciales del vino, pasaron a ser entonces centros independientes de producción de vino. Con estas medidas no solo se garantizaba el abastecimiento de vino a todas las regiones del Imperio Romano, sino que también se hizo más fácil y barato.
En España, a orillas del Ródano y en el sur de Francia, los romanos organizaron el desarrollo de la viticultura sobre las bases implantadas por los foceos, los griegos fundadores de Massalia, la actual Marsella. La conquista de nuevos territorios por los romanos llevo aparejado el crecimiento de los cultivos dedicados a la vid, importando nuevas variedades de uvas o mejorando cualitativamente las ya existentes. Al mismo tiempo, se descubren o perfeccionan nuevas técnicas como el lagar, el ánfora o la barrica. El sibaritismo romano de la época les llevaba a envejecer el vino hasta 20 años en ánforas selladas con cera y marcadas con el año, el productor, el viñedo y hasta el tipo de uva.
Sin embargo, por aquel entonces, ni los vinos de Massalia ni la mayoría de los de Hispania gozaban de buena reputación. Solo algunos vinos del Ródano, de Andalucía y algunas zonas de España se exportaban a Roma, la gran metrópoli capital del Imperio. Hacia el final de la época romana, Wachau, el valle del Mosela, el Rheingau, el Palatinado, Borgoña, Burdeos, el valle del Ródano y La Rioja se convirtieron en lo que son en la actualidad: centros europeos del cultivo del vino.
Con la caída del Imperio Romano en el siglo V, todas las regiones europeas productoras de vino atravesaron un período de crisis que culminó en una fase de estancamiento. Los refinados y civilizados gustos romanos estaban fuera de lugar con la llegada de las barbaras tribus germánicas. Sin embargo, la vinicultura logró sobrevivir a aquellos tiempos convulsos.
En Alemania y Francia, donde la región de Burdeos salió adelante a pesar de las sucesivas oleadas de conquistadores gascones, musulmanes, visigodos, ostrogodos y vikingos, que culminaron con la destrucción de la ciudad en el 870, hubo que esperar más de 2 siglos para que la vinicultura y la cultura del vino experimentaran un nuevo período de esplendor. En España, incluso aunque los conquistadores árabes se mostraron tolerantes, teniendo en cuenta que la ley coránica prohíbe el consumo de alcohol, Italia, que sufrió varias invasiones y la influyente viticultura paso a ser una actividad agrícola de subsistencia, y la Europa meridional, que sufrió más el vacío del poder político y económico, la recuperación no llegó hasta varios siglos después.
¡Pero eso es otra historia!
Pionero en el marketing de contenidos y las comunidades virtuales, este poeta por necesidad, historiador vocacional y gestor cultural desde hace más de 30 años, cambió la pluma por el teclado y desde entonces ha escrito miles de artículos en la web sobre diferentes temas, aprovechando no sólo sus conocimientos teóricos sino también sus experiencias prácticas en los locales y bares del centro de Madrid.